En alguna ocasión Theodore Levitt, uno de los más grandes expertos en marketing, comentaba que cuando una persona acude a una tienda de herramientas a comprar un taladro, no es que quiera comprar un taladro. Lo que realmente necesita es hacer un hoyo.
La clave está en la palabra necesita. Una persona normalmente no quiere comprar un taladro, pero necesita hacer un hoyo para lograr un objetivo, por ejemplo colgar un cuadro en una pared, y considera que el taladro es la mejor herramienta para lograrlo.
Pero... ¿qué tal si colgar la pintura en la pared es sólo una pequeña parte de un objetivo más grande? Tal vez, lo que en realidad necesita es decorar el cuarto de su hijo recién nacido. En ese caso muy probablemente convendría colgar la pintura con un chupón de plástico.
Si bien la comparación es bastante burda, en el mundo de los sistemas ERP sucede algo muy similar. Ninguna empresa quiere un nuevo sistema, lo que en realidad necesitan es lograr algún objetivo y, han decidido que un sistema ERP es la herramienta adecuada para alcanzarlo.
Volviendo a la analogía de la pintura, la pared representa los procesos de la empresa, es decir las estructuras que soportarán la visión, la pintura representa los objetivos individuales de cada uno de los departamentos, y la visión a largo plazo de la empresa está representada por el cuarto terminado del bebé.
Solo cuando se analiza el escenario completo se puede seleccionar la herramienta adecuada. Así como en nuestra analogía hay una amplia variedad de herramientas con las cuales se puede colgar un cuadro en la pared, así en los sistemas también hay una amplia variedad de características y alcances. Por ejemplo, para alcanzar los objetivos del departamento de ventas puede bastar con un sistema para administrar las relaciones con los clientes (CRM), el departamento de producción se puede conformar con un sistema que les ayude a realizar la planificación de los materiales (MRP), y el departamento de finanzas puede que lo único que busque sea un software contable.
Sin embargo, existen sólo dos motivos válidos por los cuales una empresa debería embarcarse en el proyecto de implementar un sistema que integre todas las áreas y departamentos de la empresa en un solo lugar:
1. Para alcanzar un objetivo estratégico y/o apalancar una ventaja competitiva 2. Para eliminar uno o más problemas que impiden el crecimiento de la empresa
Desgraciadamente, en muchas ocasiones el proyecto de implementación de un ERP no surge por iniciativa de la alta dirección de la empresa sino como una respuesta a requerimientos y presiones externas. En la mayoría de los casos estas presiones son de tipo financiero, por lo que el ERP termina siendo utilizado como una simple herramienta de contabilidad. O peor aún, los objetivos del resto de los departamentos quedan supeditados al alcance de los objetivos financieros o son forzados a encajar dentro de los objetivos financieros.
Pero aquellas empresas que logran mantener el enfoque e implementan un ERP por los motivos correctos obtienen grandes recompensas. Es como una limpieza de primavera que renueva la casa y prepara el camino para nuevas aventuras.